Nuestro cuerpo es un reflejo de nuestras creencias e ideas. Siempre nos está hablando y la mayoría de las veces ni somos conscientes ni le hacemos caso. Pero él está ahí, mandándonos mensajes a su manera, como si nos dijera que lo que estamos pensando o lo que damos por certero en nuestro interior nos está haciendo daño. Las células del cuerpo responden a todo lo que pensamos y decimos, y si es negativo el cuerpo adopta posturas corporales y diversos dolencias.
Estudios han señalado la certera relación entre los dolores que padecemos y las emociones, y el sufrimiento físico nos da idea de cuál es la carga que llevamos en nuestra cabecita.
Te vamos a dar una serie de ejemplos:
Si tienes molestias en el cuello, estamos hablando de inflexibilidad, como si no quisiéramos ver otros puntos de vista.
Los hombros representan nuestra habilidad para vivir lo que nos ocurre de una forma positiva, si tienes molestias en ellos te están hablando de tu actitud, generalmente de tendencia negativa.
La columna es nuestro apoyo, el cuerpo se sustenta gracias a ella. Si tienes dolores en la parte superior, estamos hablando de un sentimiento de falta de amor. En la zona media, hablamos de sentimientos de culpa y en la zona inferior, hablamos de un sentimiento de miedo sobre el dinero, es decir, sensación de que nos faltará soporte material.
Las molestias en los codos nos hablan de que no somos capaces de aceptar nuevas experiencias, de cambios que no estamos gestionando adecuadamente o que simplemente no queremos vivirlos.
Molestias en las caderas representan miedos a tomar decisiones importantes. Avanzar en compromisos.
Las rodillas, esa parte del cuerpo que tantas molestias nos suele dar, habla de orgullo, ego, terquedad, no querer doblegarse, miedo e inflexibilidad.
Los tobillos representan nuestra habilidad para recibir placer, así como la culpa e inflexibilidad.
Si tienes juanetes, repasa mentalmente tu falta de alegría al vivir las experiencias que la vida te pone por delante.